POR: José Alejandro Ayuso
jayuso@equidad.org.do
Quién como Juan…
Hace unos días Juan Alejandro, mi hijo menor de 8 años, fue candidato a la presidencia de su curso y tuvo que hacer “campaña política” en su colegio para competir. Cuando le preguntamos cuál sería su “slogan” para obtener el voto de sus compañeritos de aula respondió: “Por un mejor curso”. Tal parece que este positivo mensaje, su carisma personal y otras actividades proselitistas le valieron la elección como presidente. ¡Enhorabuena y éxitos hijo mío!.
El introito de padre orgulloso refiere a la reveladora entrevista que le realizó Alicia Ortega a Juan Vicini en la legendaria oficina de la Isabel la Católica No. 158, a propósito de la coincidencia en el nombre con mi hijo y, sobre todo, de lo declarado en cuanto a su eventual incursión en la política como candidato a la Presidencia de la República, emulando a su tío abuelo Juan Bautista Vicini Burgos quien lo fue provisional del 1922 al 1924.
“¿Tiene Juan Vicini aspiraciones políticas? Porque de vez en cuando suena su nombre como un posible presidente”. Su respuesta: “Típicamente cuando a un empresario se le pide tal responsabilidad, ya se ha perdido por completo la credibilidad en los sistemas de partidos y en los políticos y creo que en la República Dominicana estamos lejos de eso y ojalá no se requiera”.
Quizá no estemos tan lejos como lo piensa Juan si se constata que la estima popular de los políticos criollos está en picada libre. Pero coincido con él cuando tampoco “me gustaría ver a la RD llegar al tipo de circunstancia en donde se requiere que un empresario asuma ese rol”. Y, en su caso, seguro no sería por falta de condiciones intelectuales y morales para ejercer el cargo. Por demás, lleva Juan el valor personal y el amor patrio en los genes al recordar el gesto heroico de su padre Don Gianni, quien obtuvo armas de los norteamericanos para derrocar al sátrapa aquel.
Hace más de 150 años se inicia el desempeño empresarial de esa familia que hoy, en atención a la responsabilidad social que impone el manejo de cuantiosas e importantes inversiones en casi todos los sectores de la economía nacional, sube su perfil corporativo y se involucra en las discusiones y en las decisiones de los temas más transcendentales para el bienestar de la nación dominicana.
En momentos en que el empresariado tradicional recibe la fuerte embestida de políticos corruptos “metidos a empresarios”, Juan resalta valores encomiables que han acompañado el pujante desempeño de la familia Vicini: el amor al trabajo como base única para hacer fortuna y aportar siempre al desarrollo del ser humano y de la sociedad dominicana.
Cara al futuro, la mirada de Juan a la frontera domínico-haitiana conlleva la propuesta de desarrollo más lúcida y audaz para superar la “presión migratoria enorme” que implica la diferencia entre ambas economías: concentrar inversiones y crear oportunidades de negocios y empleos en una “frontera de bienestar”, donde el emigrante encuentre la prosperidad sin tener que cruzar la línea limítrofe que separa las dos naciones. ¡Enhorabuena Juan y manos a la obra!

