Los dominicanos estamos cargando una eterna cruz con los inacabables problemas de Haití, los cuales cada día se agudizan y caminan sin obstáculos, ocasionando a su paso daños terribles al país que carece de autoridad para frenar una incontrolable inmigración ilegal que hoy llega a cinco millones de haitianos.
¿Quién nos defiende de los desafueros haitianos y la agenda globalista que desarrolla tranquilamente una política de fusión entre los países que ocupan la isla? Realmente, estamos desamparados frente a las atrocidades de los haitianos, que ya tienen gran parte del territorio nacional, dentro del proyecto de declarar zonas libres dentro de nuestro país, algo similar a lo ocurrido en la guerra de los Balcanes, donde Yugoslavia quedó dividido en varios pedazos controlados por inmigrantes, principalmente la apropiación de Kosovo por parte de albaneses.
En los últimos días centenares de miles de haitianos, han cruzado la frontera, aumentando su población a un nivel que será difícil su deportación masivamente, lo que genera gran preocupación en los grupos nacionalistas que no ven otra salida que empoderarse del grave problema y prepararse a una nueva batalla, probablemente la más sangrienta por culpa de los gobiernos que no tienen control migratorio y actúan apegados a una agenda trazada por la ONU, con el respaldo de Estados Unidos, Francia y Canadá.
La agonía del Estado fallido de Haití agudiza un posible enfrentamiento bélico a lo interno y externo, pues los indocumentados tienen armas de fuego y muchos machetes afilados para repetir múltiples escenas, similares al degüello de Moca, situación que deberá ser enfrentada por muchos nacionales que tendrán que emular a Duarte, Sánchez, Mella y Gregorio Luperón, en defensa del suelo dominicano.
Y el día no está muy lejos, dado que los planes de fusión avanzan descaradamente, con una permisividad nunca vista, acelerando una inevitable guerra que como siempre los dominicanos serán los gananciosos, toda vez que nunca han perdido una batalla contra la huestes haitianas que se han replegado, dejando atrás una estela de muertos en combates.