La llegada al Salón de la Fama del Deporte Dominicano sólo es comparable a la escritura de un libro o plantar un árbol, afirmó Alejandro Tejeda. Así definió Tejeda su escogencia para la inmortalidad del deporte nacional, hazaña que el jugador y entrenador de baloncesto materializará el domingo 19 de este mes cuando sea instalado en ocasión del 48 Ceremonial a celebrarse en el auditorio del Pabellón de la Fama, ubicado en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
“Esto es como plantar un árbol o escribir un libro. Son cosas que permiten realizar la vida de un hombre y lo conseguiré doblemente, porque he sido electo a la inmortalidad y pronto terminaré de escribir mi libro,” confesó.
Sostuvo que “no hay otras comparaciones sobre lo que significa esto -la exaltación- para un deportista.
Tejeda representó al país en cuatro versiones de los Juegos Centroamericanos y del Caribe y en cinco ediciones del Campeonato Centroamericano de Baloncesto (Centrobasket).
Posterior a su retiro como jugador también tuvo la honra de ser el dirigente de la selección de la nacional de mayores en un momento de su carrera como técnico.
Tejada atravesó la etapa en la cual el baloncesto dominicano pasó de las canchas duras y vicisitudes para asistir a los certámenes internacionales a la modernidad del tabloncillo y las medallas de oro en Centrobasket 1977 y bronce en los Centroamericanos de 1978.
Hizo su debut con el equipo tricolor en los Centroamericanos del 1966 y repitió en las versiones de 1970, 1974 y 1978. En Centrobasket accionó en 1969, 1971, 1973, 1975 y 1977. De igual modo, integró el equipo dominicano que participó en el Campeonato Mundial celebrado en 1978 en Manila, Filipinas.
Alejandro fue un jugador intenso en la defensa que experimentó una evolución al pasar de delantero pequeño a guard tirador y ocasional armador. La búsqueda de los segundos tiros a través de los rebotes ofensivos, las penetraciones al canasto y un certero tiro de salto de media distancia, que comenzaba con un sorpresivo salto fueron sus principales características.
Se le tiene como un gran conocedor de la técnica del juego y sobresalió tanto en el contraataque como en el juego estático. Su fuerte temperamento le ayudaba a imprimir concentración a los compañeros.