Las cosas simples
Solo unas pocas palabras para cerrar el tema del jueves pasado a propósito de la soberana estúpidez de la placita propuesta por el programero devenido en funcionario público. Todo recurso debe ir a las familias y negocios afectados así como para mejorar el financiamiento de la Defensa Civil, los bómberos, el 911 y los servicios hospitalarios. No vale la pena ni una palabra más.
Para lo que si me pueden faltar palabras es para describir la experiencia que disfruté en mi primera visita a un estadio de Beisbol en los Estados Unidos. Fue en el Fenway Park, casa de los Medias Rojas de Boston que recibían a mi equipo de los Dodgers de Los Angeles.
El beisbol es el deporte de la familia en los Estados Unidos, vi parejas acompañadas de sus padres, hijos pequeños, hermanos y amigos. Van a disfrutar no solo del juego, sino a compartir con los otros fanaticos, hacer las olas, bailar la música que allí le ponen y a comer y beber.
En el cierre de la segunda entrada nos pasó por el lado la máscota del equipo que le llaman Wally, que cargaba un regalo entregó a un joven de unos 20 años ubicado cinco filas bajo nosotros, éste luce tener una condición especial que me parece autismo, además del regalo lo abrazó varias veces y se tomaron una decena de fotos al tiempo que medio estadio le cántaba Happy Birthday to you. Era su cumpleaños. Eso solo valió el costo de la entrada. Tengo un hijo de su condición, casi de su edad, así que imaginense cómo se sintió mi corazón.
La vida esta llena de detalles, la gran mayoría son simples a los que por lo regular no le prestamos atención por no darle importancia, y esos son, la más de las veces, los que realmente tienen valor, y para nosotros representan “algo más que salud”.