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Aclaración previa y necesaria: El pasado jueves escribimos sobre el fallecimiento de nuestro maestro Eliseo Rondón y al citar las declaraciones de su hija en el acto que se le rindió en la AMD, sobre que debían mejorarse las unidades de cuidados intensivos, y yo decir que estuvo ingresado en la clínica “Rodríguez Santos”, se infiere que Eliseo recibió una mala atención allí, y fue todo lo contrario, según nos testimonió su hijo, también ortopeda, Omar Rondón, lo que sucedió fue que sufrió un evento muy severo, que era poco lo que podía hacer la ciencia para salvarle.
Yo soy paciente en la Rodríguez Santos, he estado ingresado y tres de mis médicos habituales son de allí. Mis disculpas.
Pasó el torneo invernal de Beisbol. Ganó el Escogido después de 17 años sin “ver a Linda”, pero no vamos a tratar sobre eso ni del jonrón de Caminero ni de la atrapada de Brito, tampoco nos referiremos a la labor del cerrador Rafael Montero, pero si vamos a hablar del ser humano Rafael Montero. Ya me interesa poco el circo que nos dan para que olvidemos lo mal que van las cosas.
El exitoso Rafael Montero, es oriundo de Higüerito, un pequeño y humilde paraje del municipio de Bánica en la provincia Elías Piña, vivió una infancia marcada por la pobreza extrema. Reseña Moisés García para el Listín Diario.
“Desde temprana edad, Rafael y sus nueve hermanos se enfrentaron a la dura realidad de la escasez. Su madre, una mujer incansable, se levantaba a las tres de la madrugada para vender yuca en Las Matas de Farfán, recorriendo largos trayectos en burro para sustentar a su numerosa familia.
“Nosotros vivíamos en la miseria. Nos levantábamos sin saber si íbamos a comer ese día. Desayunábamos a las 3 de la tarde, comíamos a las 9 de la noche”.
Seguimos con este tema en la próxima entrega de “algo más que salud”.