La cumbre entre Vladimir Putin y Xi Jinping no contribuyó a detener los bombardeos a Ucrania, pero sí para reforzar la alianza militar de China y Rusia frente a Occidente.
Al tiempo que se arreciaban los ataques a Ucrania, Putin y Xi proclamaron la apertura de una “nueva era” en sus relaciones, resaltando su identidad de posturas frente a las potencias occidentales.
El zar ruso acogió con prudencia diplomática, que es lo mismo que ignorar, las propuestas de China para encontrar una solución negociada a la guerra en Ucrania.
Putin justificó su resistencia a un plan de paz, porque desde su punto de vista Occidente y Ucrania deben aceptar sus condiciones.
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Sobre la intervención de Xi, Estados Unidos no ha vacilado al decir que no ve a China como un mediador imparcial entre Moscú y Kiev.
Putin, que no suspendió los bombardeos a Ucrania mientras dialogaba con Xi declaró que China y Rusia tienen numerosos objetivos en común.
El zar ruso elogió a China por lo que consideró como una posición justa y equilibrada sobre los temas internacionales más urgentes. En tanto China afirmó que está decidida a mantenerse del lado de Rusia.