Editorial

Amargo regalo

Amargo regalo

El cierre del recinto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en San Pedro de Macorís ha sido un amargo  presente de Navidad que no merece esa provincia,  otrora cuna de la industria azucarera y gran cantón  de las artes, ciencia, cultura y deporte.

Esa extensión universitaria, que  poseía una oferta curricular de 18 carreras y  matrícula de más de mil estudiantes, fue cerrada intempestivamente por el Consejo Universitario bajo el alegato de carecer de recursos para mantenerla en operación.

Duele saber que  en pleno siglo 21, el de la sociedad del conocimiento y de la globalización de la información, se clausure un recinto académico de esa envergadura porque el Estado no provee el dinero o porque las autoridades  de la UASD no lo consideran prioritario, a pesar de  que operaba en una de las provincias con mayores urgencias de  recursos humanos calificados.

En términos porcentuales, San Pedro de Macorís ha sido  de los mayores generadores de riquezas al desarrollo nacional durante el último siglo, pues poseía la mayoría de los ingenios azucareros cuando esa industria era la principal proveedora de  divisas y generadora de empleos en la economía.

No es justo, entonces, que por falta de unos pesos, Macorís del Mar sea despojada de su  Alma Mater y se deje a la juventud de esa provincia a la deriva sin posibilidad de acceder a un recinto de educación superior de la categoría  que representa la UASD,  como si esa cuna de poetas y literatos  fuera  condenada por  siempre al ostracismo en materia de educación superior.

Aunque en San Pedro de Macorís opera la Universidad Central del Este, academia de gran tradición y prestigio en la región,  no hay razón valedera para que el Estado  abdique a su obligación de mantener en  funcionamiento  la extensión de la  Universidad Autónoma  a la que pueden  ingresar  estudiantes de escasos recursos económicos.

Es imperativo que el presidente Leonel Fernández instruya al ministro administrativo de la Presidencia para que  provea de  fondos  extraordinarios a la UASD que permitan la inmediata reapertura del Centro Regional Universitario de San Pedro de Macorís, aunque sea necesario  modificar su oferta  curricular para adecuarla a reales necesidades académicas de la provincia y de la región.

Constituye un gran motivo de vergüenza para  el Gobierno, el Consejo Universitario  de la UASD y para toda la comunidad  académica de la nación, que por falta de 15 millones de pesos se  apague un faro de luz que deja a oscuras el  anhelo de la sociedad petromacorisana de acceder a la educación superior suplida por el Estado.

El Nacional

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