Pedro Francisco Bonó,primer sociólogo dominicano fue claro al describir el origen de la artesanía dominicana.
De sus escritos se extraen, claras nociones de lo que fue conformando este quehacer industrial/cultural que hoy pugna por establecerse con excelencia de primer nivel, como parte del perfil nacional dominicano.
Bonó indica que las primeras piezas de artesanía elaboradas en el país eran de uso doméstico, específicamente en hogares rurales, y confeccionadas de manera tradicional por grupos de mujeres.
Los rasgos decorativos de estilo criollo que enriquecieron la alfarería taína y africana fueron perdiéndose con el tiempo, posiblemente por sus propósitos puramente utilitarios entre los sectores más modestos de la población. De ahí que la alfarería criolla permaneciera sin elementos decorativos.
Entre los siglos XVI y XVII los artesanos labran imágenes religiosas a las que se rendía culto en los hogares. Estas imágenes abundan en las zonas rurales, siendo conocidos sus artesanos como santeros, indica el precursor de la sociología dominicana
La talabartería, fruto del desarrollo de la ganadería, fomenta la confección de piezas de cuero. En este periodo se fabrican yugos, arados, sogas y otros instrumentos relacionados con el cultivo, sobre todo en la industria azucarera.
El tiempo nuevo
El proceso de muchos años fue afirmando las características de una artesanía criolla.
Ese proceso es descrito con precisión por los artquitectos Manuel Antonio De la Cruz y Víctor Manuel Durán Núñez, en el libro de arte de 2014 del Banco Popular Dominicano, en uno de los ensayos más completos y mejor documentados, dando pié a una reubicación social de este quehacer que vincula lo artístico en serie, lo creativo, el perfil identitario nacional y la industria rosada (la cultural).
Madé y Desiré
Aun cuando estudio Diseño de Interiores, Desiré Cepeda sabía desde antes de graduarse,que no sería una profesional del área como muchas otras: dadora del servicio de decorar espacios por contrato a personas y empresas, aun cuando no dejaría de expresar su exquisito gusto en el área.
Cepeda es una artista de los espacios y se ha transformado en una curadora y promotora de la mejor artesanía dominicana, la más exquisita y exclusiva, de la cual ni siquiera, a veces sus propios creadores tienen conciencia de lo que vale lo que hacen.
“Hay una artesanía premium dominicana, que presenta características de nivel artístico de grandes vuelos y que hemos tratado de hacerles conciencia a sus creadores del valor de lo que hacen” afirma Cepeda en entrevista con SEMANA.
Cepeda ha hecho de la convivencia con el arte dominicano producido en serie, una complicidad, un estilo de vida.
Y ha logrado que el servicio de Madé se extienda más allá del producto o el servicio de eventos o decoración.
“Lo que perseguimos es brindar bienestar, calidad de vida, a partir de un detalle que decora la vida, que nos recuerda que la creación humana nos aporta mucho” afirma esta hermosa e inteligente mujer, que tiene dibujada en su rostro una sonrisa permanente y en su mirada, una manera única de observar qué detalle falta para alcanzar la perfección.
Mucha gente cree que Madé es tienda de flores, artesanías o detalles. No es así. Convivir con estas mujeres es disfrutar de un ambiente en el cual la vida se mira de otra forma.
Todo se corona aquí como triunfo del ser nacional. Eso es Madé. Y esas es.