Los cajeros automáticos de los distintos bancos que operan en el aeropuerto Llas Américas, no dan abasto los días 15,25 y 30 de cada mes, debido a que los usureros se adueñan de ellos, retirando dinero con las tarjetas de las personas a quienes hacen préstamos al módico 20 porciento. Este dato lo registra una crónica publicada por este diario, bajo la firma del periodista Diógenes Tejada, quien cubre esa fuente noticiosa.
La situación se repite en diversos bancos y establecimientos comerciales, donde hay cajeros automáticos. Muchos prestamistas tienen decenas de tarjetas de empleados públicos y privados que las retienen como garantía para el pago del dinero prestado y sus intereses. Los usureros están actuando con una impunidad absoluta, puesto que la ley que sancionaba esa práctica fue derogada.
En efecto la ley 312, que castigaba la usura, establecía un interés convencional, tanto en materia civil como comercial, de un 1 por ciento mensual, con excepción de los bancos y casas de empeño, como bienes inmuebles depositados y retenidos como garantía. El Código Monetario y Financiero, eliminó la usura como infracción penal, y dejó flotar los intereses legales, los cuales se fijarán de manera convencional.
Así como se despenalizó la usura, se hizo lo mismo con el adulterio que exonera de castigo a quien lo cometa. Ambos dejaron de ser infracciones para convertirse en pecados sancionados moralmente por la Biblia. La usura es tan vieja como la prostitución, pero eso no implica que no existan normas coercitivas para combatir ambos flagelos. Siempre se ha sostenido que la moral tiene mayor ámbito que el derecho, dado que la misma penetra a la conciencia de los individuos.
El artículo 24 de la Ley Monetaria y Financiera expresa: que las operaciones monetarias y financieras se realizarán en condiciones de libre mercado. La tasa de interés para transacciones en monedas nacionales y extrajeras serán determinadas libremente entre los agentes del mercados. Cualquier intento de modificación de ese texto, para ponerle un muro jurídico a la usura, va a encontrar la firme oposición de las instituciones bancarias. Urge detener el auge de la usura. Los usureros han llegado al extremo de matar personas por su dinero.