
Fernando Durán, administrador del Bagrícola, interviene en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, acompañado, desde la izquierda de Enmanuel Sosa, José Alfredo Corripio. José Monegro y Solangy Mejía.
El Banco Agrícola realiza gestiones para obtener un financiamiento de 200 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para apoyar el proceso de transformación digital de la entidad y poner fin a uno de los grandes retrasos que la actual administración encontró, dijo su administrador general.
Fernando Durán dijo que una de las retrancas que tenía el Banco Agrícola era precisamente el poco uso “de las tecnologías aplicadas a las finanzas”, donde muchos procesos de solicitud de préstamos tardaban semanas en ser procesados, pero ya hoy en día se están haciendo de manera digital.
Para ello, el Banco Agrícola ha in vertido 270 millones de pesos en la adquisición de equipos para sustituir los obsoletos que tenía.
Los avances en esa dirección han permitido que los técnicos del organismo, en los mismos predios, capturen los datos de las solicitudes de financiamiento y en tiempo real los envíen a los departamentos correspondientes, agilizando de esa manera los procesos.
Déficit
Durán fue el invitado al almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, en el que participó acompañado de Solangy Mejía, directora de Servicios Administrativos, y Enmanuel Sosa, director general de Tecnologías de la Información y la Comunicación, quienes lideran el proceso de transformación digital del Banco Agrícola.
El administrador del Bagrícola dijo que el sector agropecuario nacional carece del financiamiento necesario para desarrollar todas sus potencialidades.
Al respeto, indicó que de un financiamiento de 600 mil millones de pesos que la banca múltiple otorga a los sectores productivos, apenas 20 mil millones van al sector agropecuario y una parte importante se destina a la pignoración del arroz.
Durán reconoció que en el sector agropecuario existen diversos canales de acceso a financiamiento, como son las cooperativas y préstamos informales, pero el grueso de los recursos que se reciben son del Banco Agrícola, que el pasado año sumaron unos 55 mil millones de pesos.
Sin embargo, el sector tiene un potencial para recibir financiamientos anuales por encima de los 100 mil millones de pesos.
Durán no cuantificó las necesidades de financiamiento del sector agropecuario, debido al potencial existente, al surgimiento de nuevos proyectos, como la pitahaya; la recuperación de la producción de ajo; la transformación del Valle de San Juan de la Maguana para la diversificación de la producción con cultivos de mayor valor en el mercado, diferentes a la habichuela y el mantenimiento de cultivos estratégicos como cacao y banano orgánicos, así como la diversificación de la producción de pollos y huevos para cubrir la demanda de las provincias del sur del país.
En el caso del arroz, que es uno de los sectores donde más se manifiesta la carencia de uso de tecnologías.
Precisó que de los proyectos nuevos, uno está dirigido a la mecanización total de la cosecha de arroz y la tecnificación del proceso de secado en las factorías, debido a que un arroz mal secado, se parte con facilidad produciendo una enorme pérdida.
Otro de los objetivos es poder producir enormes extensiones de tierra que no están produciendo nada, al respecto, citó que sólo en el sur hay unas 500 mil tareas que no están siendo cultivadas.
UN APUNTE
Sobre el ajo
La situación del ajo en el país llamó la atención, debido al hecho de que cuando se dispuso que ese rubro se importara a través de subastas, el precio se disparó a 350 pesos la libra al consumidor final (precio de agosto 2020). Fernando Durán dijo que ahora, cuando las importaciones se hacen sin las subastas, el precio de venta de la libra de ajo criollo bajó a 65 pesos y el importado a 100 pesos. Dijo que las subastas le agregaban al precio final una cantidad muy significativa y se comercializaba en un ambiente oligopólico. Agregó que se trabaja para que en dos años el consumo de ajo sea en su mayor parte de producción local.