La incertidumbre, agravada por la ola de violencia que sacude a Ecuador, caracteriza en gran medida por el ambiente para el balotaje entre el presidente Daniel Noboa y la opositora Luisa González.
El triunfalismo de ambos candidatos aumenta el miedo sobre los resultados de unos comicios que enfrentan hoy a conservadores y liberales.
Tras un virtual empate técnico en la primera vuelta, en la que Noboa se daba por seguro ganador con más de la mitad de los votos, el balotaje de hoy se nota más ajustado.
A la opositora, que representa la corriente del expresidente Rafael Correa, en el exilio, se le atribuye un significativo repunte en la preferencia del electorado.
En los comicios están convocados 13.7 millones de sufragistas. La lucha ha sido descrita tan reñida, que analistas la han calificado de vida o muerte.
En el ambiente cunde la inquietud de si el presidente Noboa aceptará los resultados en caso de que no les sean favorables. El actual mandatario se considera un hombre de Estados Unidos, que admira y tiene buenas relaciones con el magnate Donald Trump.
La opositora se identifica con la corriente de izquierda y ha proclamado que de ganar las elecciones restablecerá las relaciones con México y con Venezuela.
Tiempo hacía que en la región se veían unas elecciones con tantas expectativas como las que se celebrarán hoy en Ecuador, una nación sacudida por la violencia protagonizada por las pandillas criminales. Como se estila decir, en la nación andina la suerte está echada.