Editorial

Barril sin fondo

Barril sin fondo

El presidente Danilo Medina parece decidido a tomar el toro por los cuernos al prometer un abordaje  integral a la crisis del sector eléctrico convertida hoy en la peor pesadilla de la economía dominicana, cuyos remedios y paliativos han servido sólo para empeorar su  condición de barril sin fondo.

Como para no guardar apariencias frente a un problema tan serio, el mandatario ha culpado al Fondo Monetario Internacional (FMI) porque  sus propuestas  de solución al problema  excluyen siempre  la posibilidad de revisar los contratos que amparan a empresas de generación eléctrica.

En efecto, la pócima que siempre ofrece el FMI se limita a promover mejoría técnica, incremento de la cobranza y aumento de la tarifa, pero nunca se  menciona recomponer  las relaciones de negocios entre los  intervinientes  en la industria  eléctrica.

El subsector eléctrico se caracteriza hoy por el insólito escenario  donde un sector (generador) obtiene significativos beneficios y otro (distribuidor) cuantiosas pérdidas que se pretenden justificar con los señalamientos de que las cobranzas son muy bajas.

 Es claro que una solución integral a la crisis eléctrica pasa por conjurar las pérdidas operativas de las  distribuidoras de electricidad y por reducir las pérdidas técnicas en la transmisión de la energía, pero es  absolutamente imperativo que también se incluya una revisión a fondo de los contratos de generación  eléctrica.

Es por eso que  se valora en su justa dimensión la resuelta decisión del presidente Medina de  procurar que  una posible  firma de un Pacto Eléctrico, incluya revisar las condiciones contractuales que deben  sustentar las relaciones de negocios entre intervinientes en la industria eléctrica.

El  sector eléctrico se erige hoy como  el mayor causal del abultado déficit fiscal, al estimarse que las transferencias presupuestales  a la CDEEE superarán este año los mil 400 millones de dólares, cifra estrambótica, si se toma en cuenta que  el déficit previsto era sólo de 270 millones de dólares.

Que no se hable más. Lo que procede es  revisar a fondo todos los contratos que amparan a empresas de generación eléctrica o a llamados Productores Independientes, a los fines de que, además de mejoría técnica, aumento de cobranza  e incremento de tarifa, se discuta el valor real del kilovatio hora, que se dice  es uno de los más caros del mundo. Ojalá que el Presidente no se raje.

El Nacional

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