Editorial

 ¡Basta ya!

<P><STRONG> ¡Basta ya!</STRONG></P>

Un hombre despechado asesinó a  cuchilladas a su mujer, a su hijastra e hirió de gravedad a  otra adolescente, de 13 años, como trágica respuesta  a la campaña  ciudadana contra el crimen de feminicidio, que en vez de disminuir se incrementa al punto de que en promedio cada 60 horas un hombre mata a una mujer.

Josefina Pérez, de 29 años, volvió a convivir con su  verdugo, en  Guarícano, de Santo Domingo Norte, bajo la promesa de que no la maltrataría, pero  antes de un mes de restablecer  esa relación, el ogro la mató a puñaladas, a la hija de ella  Anyelina  e hirió  de una estocada en el estómago a su cuñada, Yuliza.

Por miedo o necesidad,  la víctima  retornó con  un maniático que según  vecinos había acuchillado a varias personas en  sus muchos arranques de “celos” que culminaron el sábado con  el asesinato de la infeliz mujer y su hija, con los que suman  213 el número de feminicios perpetrados  durante 2011.

Para que  se tenga una idea del terrible  auge de los asesinatos por motivos pasionales se señala que en  2005, los homicidios por  esta causa  sumaron 95, lo que revela un incremento de más de un  cien por ciento a noviembre de este año.

El número de mujeres ultimadas es mucho mayor si se cuentan los homicidios que se perpetran contra  féminas fuera  del ámbito doméstico y el drama es más acentuado  con las elevadas estadísticas de mujeres que sufren maltratos físicos y emocionales causados por sus parejas.

No transcurren 60 horas en promedio sin que un despechado asesine a una mujer y en no pocos casos a los hijos o relacionados, como  ocurrió en el hogar de Josefina donde el hombre  asesinó  a su compañera, a su hijastra y dejó por muerta a su cuñada.

Ante el auge de tan agobiante flagelo se requiere de una vez y para siempre la  firme, decidida y coordinada intervención de todos los poderes del Estado, a los fines de frenar los feminicidios mediante la aplicación  conjunta de políticas y programas que abarquen  la educación, hogar, prevención, persecución y castigo penal.

Que no se hable más y se actúe desde el Estado, Gobierno y sociedad contra  la masacre de mujeres a manos de hombres violentos a los que hay que disuadir de cualquier manera de que  no  tienen derecho a maltratar ni asesinar. Es tiempo de un alto, un basta ya.

El Nacional

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