El ensayo de la enseñanza virtual y a distancia representó un saludable esfuerzo de las autoridades para evitar que el año escolar se perdiera por completo.
Pero es un espejismo ponderar unos resultados satisfactorios que la realidad económica y social desmiente. Cualquier estudio serio arroja que fue muy poco lo que se aprovechó de un ejercicio que en realidad no se puede criticar, sino saludar.
Si la educación presencial no ha reducido muchas lagunas, está claro que la virtual y a distancia, menos. La decisión de retomar las clases presenciales a partir del próximo año escolar ha tenido una auspiciosa acogida en importantes sectores, porque es lo que demandan las circunstancias.
Acción Empresarial para la Educación (Educa), la Unión Dominicana de Instituciones Educativas Privadas y hasta la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) con todo y sus reservas favorecen la docencia presencial.
El ministro Roberto Fulcar sintonizó con una necesidad fundamental para avanzar en el proceso de enseñanza. Pero hay que advertir que hasta que se levante la señal el protocolo sanitario tiene que ser riguroso.
