El presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, merece el respaldo de los sectores más sensatos en su cruzada para que todos los consumidores cumplan el pago de la energía que consumen. Más aún si la obligación es la única vía para garantizar un mejor servicio y reducir las cuantiosas pérdidas con que operan las distribuidoras.
Lo que no se puede, porque sería una injusticia, es suspender el servicio en perjuicio tanto del que paga como del que no paga.
La estrategia de castigar a los sectores donde la mayoría de los residentes no paga su consumo es una decisión desacertada, porque se penaliza o mide con la misma vara tanto a mansos como a cimarrones. Lo ideal será siempre que todos paguen la energía que consumen, pero en todo caso se debe sancionar con la suspensión del servicio a quienes incumplen la obligación, sin importar el sector de que se trate.
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Aunque no sea dado a las campañas, el Gobierno debe orquestar una eficaz jornada para motivar y obligar a los consumidores con el pago de la electricidad. Todo no se puede dejar a la espontaneidad ni a la fuerza.