Opinión

Cambio religioso inexorable

Cambio religioso inexorable

Con la visita del papa Francisco a Cuba y Estados Unidos, se habló de esperanzas por una Iglesia Católica renovada, también del intento de la Iglesia Católica por acicalarse. Lo que sea está dando resultados inmediatos en las emociones de fieles y otros colectivos y en general, hay noticias positivas, esperanzas planteadas y hasta propósitos adelantados. En realidad, que el papa Francisco haya salido del Vaticano, para acciones concretas de reconciliación y recuperación, es una buena cosa.

En 2005, cuando Joseph Ratzinger era Benedicto XVI, decía que frecuentemente la Iglesia Católica «parece una barca que hace agua por todas partes», y sus colaboradores se quejaban posteriormente de que El Vaticano era «un nido de lobos y una viña devastada por jabalíes», la feligresía ya empezaba a hacer contrastaciones.

Los reportes y entrevistas hechas en las ciudades visitadas y en otras impactadas por la visita papal, destacan las comparaciones entre el comportamiento de las propias jerarquías clericales asentadas y la mística de un papa como Francisco, al que llaman del pueblo. Y hay mucha nostalgia expresada por tener como obispo, cardenal y hasta sacerdote, a un Jorge Mario Bergoglio en su lugar.

Pareciera que en realidad, en una misma institución, hubiera dos iglesias diferentes y de eso sabemos en nuestro país, con un clero católico jerárquico empoderado para servirse a sí mismo y a propósitos mezquinos, sin sentido comunitario cristiano, mil veces amigo del deleite terrenal y desencolado de las comunidades menesterosas.

Para nuestra Iglesia Católica dominicana, la salvación va de la mano de los más de cincuenta sacerdotes y el obispo Antonio Camilo de La Vega, que protestaron contra la Barrick Gold en Cotuí y contra Miranda en La Vega. De los «curitas» que trabajan en las parroquias más pobres donde comparten las miserias del pueblo y lo acompañan en la esperanza y en la lucha cotidiana, algunos extranjeros ya aplatanados. De los religiosos y religiosas entregados a vivir al lado de la ciudadanía de a pie y sentir como ella.

El pasado mes de abril, un estudio del Pew Research Center, decía que la pérdida neta del catolicismo, acelerada en la región en el último medio siglo, es más dramática en R. Dominicana que en resto del continente, con un descenso de 37 puntos de 1970 a 2014, quedando en el 57% de la población.

Es que la jerarquía católica se propasó y ya no media con Dios para este pueblo, y si no fuera por los Rogelio, Nino, Tony, Isidro, Julián y tantos, aquí solo se asistiría a la Iglesia en los grandes Te Deum de los actos políticos.

El Nacional

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