La selección de candidatos presidenciales, congresuales y municipales marcará la diferencia entre el Partido Revolucionario Mayoritario (PRM) y el PRD de Miguel Vargas. De manera que aplazar este proceso, con miras al 16, solo impide establecer una definición, determinante en una contienda electoral a la vuelta de la esquina.
Libres –queremos creer que es así-, de las ataduras y las distorsiones que arrastra el clientelismo, la Convergencia y el liderazgo representado en ella, se encuentran ante la preciosa oportunidad de llevar, en todo el país, aspirantes de probada condición moral, social y profesional.
La población sigue atenta, como nunca antes, a los pasos que vienen dando los dirigentes de la coalición que encabeza el PRM e integran el Partido Humanista PHD, el Frente Amplio, Ciudadanos por la Democracia, La Multitud y otros grupos activos. La escogencia de candidatos a senadores, diputados, alcaldes y regidores es la asignación pendiente y próxima para probar el comportamiento de las fuerzas que buscan desplazar al PLD del poder, y ocupar el espacio del liquidado PRD. Luis Abinader e Hipólito Mejía están llamados a echar a un lado sus intereses particulares, obviando pasajeras presiones de seguidores, para conciliar sus respectivas propuestas, conscientes del papel a desempeñar y del compromiso que deben asumir como auténticos líderes mayoritarios de la oposición.
Hipólito mantiene un notable y decisorio liderazgo, en tanto que Luis Abinader se ha posicionado como un dirigente con un creciente respaldo, de avanzada, en sintonía con las nuevas corrientes y los nuevos tiempos, gerente capaz, condiciones necesarias en un hombre de Estado.