Opinión

Capítulos pendientes

Capítulos pendientes

Nada de los célebres capítulos que se olvidaron a Cervantes, el ensayo del peruano José Santos Chocano. De lo que se trata es de la apuesta a la mala memoria como enfermedad endémica del dominicano. Al ponderar la adhesión del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) al Gobierno y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que es en definitiva lo que representa el denominado pacto para un gobierno compartido, Miguel Vargas Maldonado, quien con la decisión tiene mucho que ganar y nada que perder, la ha justificado como una carta para garantizar los avances sociales y políticos en el país. “Danilo y yo, y nuestros partidos”, expuso, “hemos demostrado con este acuerdo, el cual refleja madurez política, que somos capaces de trabajar juntos en torno a nuestras coincidencias, por encima de las diferencias que pudiéramos tener, y que son propias de la democracia”.

Sin embargo, los argumentos en que en un principio Vargas Maldonado sustentó el proyecto lucen cada día más relegados. En el discurso para justificar la decisión dijo que el pacto se fundamentaba en un proyecto de nación para impulsar cambios que constituyen un clamor nacional. Y citó la transformación y modernización del Estado, en torno a los cuales dijo se comprometieron a concertar medidas que definió de impostergables, entre las que refirió la aprobación de la ley de partidos políticos y reforma electoral; un pacto por la seguridad ciudadana, para tranquilidad y sosiego de la familia; un pacto fiscal integral, que estimule la competitividad económica; y un pacto eléctrico, que garantice el suministro confiable de energía y que elimine el déficit.

Con un partido en proceso de extinción, la iniciativa de Vargas Maldonado y sus íntimos fue audaz. No podía presentarse a unas elecciones en las que los despojos del perredeísmo quedarían históricamente sepultados por una votación que no llegaría ni siquiera a un 2%. El acuerdo que según él le propuso el Gobierno, a cambio por supuesto de respaldar la reforma constitucional para consignar la reelección era una oportunidad que no podía desperdiciar. De no haber aceptado el acuerdo hoy apenas contara con las siglas de la otrora histórica formación política. Pero además él está muy consciente de que como político y hombre de negocio lo que menos le conviene es una eventual victoria de la oposición.

Como el liderazgo en países como este lo da el poder, Vargas Maldonado tiene que acompañar al presidente Danilo Medina, para que se vea que está pegado, en la proclamación de los candidatos senatoriales del PLD. Sin importar que se trate de figuras como el representante de Azua. Que olvide las razones que en principio enarboló para disfrazar la adhesión en realidad no debería sorprender. Aun sea lo sual, hay que recordarlo para que la clase política entienda que no todos viven con los pies en las nubes.

El Nacional

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