Las Empresas Distribuidoras de Electricidad (Ede), que han sido tan criticadas por las pérdidas financieras que arrastran, han incrementado los cobros en un 20%. Pero que nadie vaya a pensar que esa mejoría ha sido fruto de la eficiencia. No.
Ha sido resultado del incremento de un 9% en la tarifa y, lo que es peor, de un desorbitado aumento en la facturación a los usuarios por el consumo de energía.
En las oficinas de las distribuidoras llueven las quejas de clientes que en los últimos dos meses, eso es a partir del ajuste en la tarifa que el Presidente revocó, han sufrido aumento por encima del 500%.
Y para colmo de males los usuarios tienen que pagar esas facturas criminales antes de iniciar cualquier tipo de reclamación.
En el primer cuatrimestre los cobros llegaron a 518.6 millones de dólares, pero aún así las Ede cerraron con un déficit de 260.7 millones de dólares en la contratación y distribución de energía.
Tal parece que ese déficit ha querido enfrentarse reventando a los consumidores con unos aumentos irresistibles.
Las distribuidoras tendrán que restituir no solo el 9% que se revocó, sino los cobros excesivos que han denunciado los usuarios.