Costaba aceptar que en medio de un panorama tan difuso un funcionario tan experimentado como el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, hablara de alza de la tarifa eléctrica a partir del año entrante. Era una provocación o como alborotar las avispas.
Sin dejar de ser una posibilidad por el impacto del incremento en el gas natural en los costos de producción de electricidad todavía no se ha contemplado ninguna alza en el servicio energético.
La aclaración tranquiliza, dado el efecto en todos los sectores que tiene en gran medida la electricidad.
Aunque se haya hecho la afirmación no deja de inquietar que el desarrollo de la guerra en Ucrania y la presión del gas natural incidan en la tarifa eléctrica.
A pesar del incremento del carburante también tranquiliza la seguridad dada por Almonte de que el país no sufrirá desabastecimiento del combustible.
Eso significa que, como tiene que ser, se han tomado todas las previsiones de lugar.
En cuanto a un alza de la tarifa eléctrica los consumidores pueden dormir tranquilos, porque la decisión no está entre los planes del Gobierno para 2023. La confusión que se generó debe, eso sí, servir de experiencia.
