Don Juan, el pasado 6 de octubre, en horas de la noche, recordé que usted solía decir que la perversidad no tenía límites. Y, efectivamente, esa noche quedó completamente demostrado.

Permítame informarle, don Juan, que casi un mes antes de cumplirse otro aniversario más de su dolorosa partida para nunca más volver, en su patria siempre amada unos políticos indecorosos decidieron revivir el fenómeno del fraude electoral en nuestro país.

Un grupo, orquestado en el comité político del PLD, decidió planificar y poner en ejecución un fraude en contra de quien en ese momento desempeñaba las funciones de presidente de la organización morada. Sí, don Juan, fue en contra del doctor Leonel Fernández. Y esa acción, definitivamente, ha sido catalogada como un acontecimiento bochornoso e irrepudiable en la sociedad dominicana. Y más cuando sus autores anidan en el órgano de trabajo que usted más cuidó en vida.

¡Oh, sorpresa! Ellos decidieron implementar un acto fraudulento echando al olvido que usted mismo fue víctima de esa barbaridad en innumerables ocasiones. Usted que con toda dignidad rechazó los fraudes electorales, que nos enseñó a repudiar y a combatir ese engendro apetecido por los políticos marrulleros.

Hoy día su partido está siendo destruido, don Juan. Ya no es lo mismo. Es mejor abandonarlo antes que ser señalado por la historia como sepulturero de la obra política más valiosa y estimada por usted.