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La sociedad dominicana

Señor director:
Hace mucho Cristina Rivas Mendoza me manifestó sorprendida: “Ramón, ya tú no escribes, ¿Qué te sucede?”.

Y yo le respondí tranquilamente: “Tengo planeado volver a escribir cuando me vaya a residir a Estados Unidos o Europa, donde me gustaría pasar el resto de mis años”.
Pero en nuestra sociedad suceden tantas cosas increíbles que estoy en la obligación de volver a escribir, no solo para complacer a mis lectores sino para exponer las cosas de una sociedad que no tienen nada que envidiarle a Macondo, aquel famoso pueblo descrito magistralmente por el fenecido escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Voy a comenzar a señalar estos dos hechos increíbles: “Me tenía de esclavo y trabajando para él…”. Estas son las expresiones del gobernador de la provincia Duarte, Juan Antigua Javier, para justificar la golpiza que junto a sus trabajadores le propinó a un joven tildado por ellos de delincuente.
Más adelante, el señor gobernador sigue quejándose: “No puedo comprar una silla porque se la lleva, no puedo poner un mueble en el patio porque se lo lleva, me ha llevado seis bombas de agua, varias lavadoras…”.

Aun siendo la autoridad representante del Poder Ejecutivo obsérvese bien, que en ningún momento él acude a las autoridades judiciales y prefiere hacer justicia con sus propias manos colocándose fuera de la ley no sabemos por cuales razones, si por ignorancia o abuso de poder.

El segundo hecho no deja de ser más increíble: La vicepresidenta de la República, Dra. Margarita Cedeño, le hizo un reconocimiento nacional e internacional al Chef de fama internacional Massimo Botura con la medalla presidencial Bien por Ti, por sus valiosos aportes a la erradicación del hambre y la desnutrición en el mundo.

Observen este hecho: En la revista Time a este personaje le hicieron una entrevista donde, entre otras cosas, manifestó: “Tenemos seis proyectos activos en todo el mundo (Italia, Brasil, Reino Unido y Francia) y abriremos otros en Estados Unidos y México, donde formamos cafeterías comunitarias en lo que recuperamos del excedente de alimentos de los supermercados, y lo convertimos en comida para los necesitados. Más que un proyecto de caridad, este es un proyecto cultural”.

Hasta donde sabemos la Dra. Margarita Cedeño, no aprovechó la presencia de este filántropo europeo para lograr que estos proyectos sean instalados en nuestro país, con lo que perdimos una preciosa oportunidad para ayudar a las comunidades necesitadas.

Atentamente,

Ramón Miliano

El Nacional

La Voz de Todos