Doctrina imperecedera
Señor director:
Creer y salir en defensa del país que nos legaron nuestros antepasados poniendo sus valerosos, sudorosos y tal vez débiles cuerpos como impenetrable muralla contra los cañones enemigos, es para muchos una doctrina que provoca carcajadas e irrisión. Los dominicanos que hoy no se atreven a importantizar aquel sublime acto de fe, decoro y voluntad de acero que exhibieron nuestros héroes para alcanzar nuestra soberanía, parecen suponer que esos prohombres jamás hicieron tal cosa, sino que fueron hombres de vida oscura y pusilánime y, peor aún, que derrocharon sus energías en bares y enramadas para tragos y asopaos aderezados con merengues linieros y buenas hembras.
De ahí, que si un dominicano de vida y oficio borrosos hace causa común con unos cuantos compatriotas que, con motivo de la sentencia 168/13 que reafirma que solo tiene derecho a la nacionalidad dominicana cualquier hijo de extranjero que haya residido en nuestro territorio exclusivamente de manera legal y que en caso contrario no es dominicano, han optado por coaligarse con poderes transnacionales en contra de su propio Estado y nación, para que seamos sancionados por organismos supranacionales porque supuestamente violamos derechos humanos, pues tal vez no debemos irritarnos. Pero que el Congresista Gustavo Sánchez, defina a la Red Nacional por la Soberanía como una organización “fascista y ultraderechista” similar a los “movimientos nazistas que discriminan por razones de color y raza”, según publicara EL NACIONAL el 23 de febrero, eso sí que causa indignación y hasta nauseas.
Un señor que por su cargo debe estar siempre en defensa de nuestra soberanía, resulta que lanza insultos denigrantes contra ciudadanos probos y honorables que están haciendo lo que él debe hacer. Si él no tiene la gallardía y la voluntad para hacerlo, por lo menos que respete a quienes sí la tienen. Los ciudadanos que están “chivos” con el lema de la campaña, probablemente religiosa, “Tomando nuestro territorio”, no están paranoicos ni mucho menos. Ese mismo diputado también debería estar bronco si alguna vez ha leído nuestra historia.
Hoy, frente al desbarajuste y agravio injusto que ha generado la ofensiva y peligrosa declaración de Gustavo Sánchez, no están demás que recordemos las sabias palabras de Waldo Emerson: “Las visiones de los hombres buenos son buenas; pero la voluntad indisciplinada trae malos pensamientos y mala suerte. Cuando rompemos los principios que deben guíanos, podemos nuestro asidero en la realidad central”.
Atentamente,
Dr. Pedro Mendoza
Santiago

