Trato afrentoso
Señor Director:
Recientemente estuve en casa de un amigo hípico, a quien no veía desde hacía algún tiempo, y lo hallé un poco triste, tomando alcohol como lo hacíamos cuando eramos jóvenes de veinte y tantos años y disfrutábamos en el Bahoruco, de Marino Melitón, o en El Lirio, donde se presentaba Tony Echavarría (Cambumbo).
Mi amigo decía sentirse desilusionado y criticaba que tanta gente de valor es tratada en forma inapropiada, por otros que nunca reunirán las condiciones del maltratado
Cuando le pregunté a dónde quería ir, me contestó sin mucho reparo, que quería desahogarse con el trato que había recibido hace poco Simón Alfonso Pemberton (El Mago), el más grande narrador hípico que ha tenido la República Dominicana y probablemente Latinoamérica.
Me reveló que Simón había sido suspendido como narrador por la Comisión Hípica Nacional (CHN), porque El Mago, con más de 53 años narrando las carreras de caballo, sólo transmitía dos días a la semana.
Pensé que mi amigo exageraba, que quizás las cosas no eran como él las entendía y que probablemente Simón no fue suspendido, sino enviado a su casa a descansar por razones de edad o de salud. Pero no. Fue suspendido.
Simón Alfonso Pemberton Swanston, nació en el batey Cacata, de La Romana, pero fue trasladado a Santo Domingo cuando tenía tres años de edad.
En 1954 se graduó de bachiller y un año más tarde ingresó a la escuela de locución Héctor J. Díaz, donde estudiaron los más destacados locutores de todos los tiempos del país.
Antes de narrar carreras de caballo Simón Alfonso Pemberton fue narrador de béisbol militar junto a Hugo Hernández Llaverías, pero además fue compañero de locutores de la talla del cubano Valentín González Rionda, Pedro Pérez Vargas, Reynaldo Balcácer, Alfonso Martínez, Juan Nova Ramírez, Johnny Díaz, Jessy Pepén, César Daniel Medina, Rafael Moreta (Papo) y otros grandes del hipismo.
Jamás pensé que el primer inmortal de la hípica dominicana podría ser suspendido porque alegadamente no cumple con la labor que realiza desde el 27 de febrero de 1963, hace 52 años.
Ojalá que alguien en el Gobierno se atreva a corregir tamaña afrenta la cual hiere la sensibilidad de muchos buenos dominicanos.
Atentamente,
Ruddy Germán Pérez
Periodista