Desayuno escolar
Señor director:
Duele saber que al Ministerio de Educación le importa un comino que estudiantes se sigan intoxicando con el almuerzo escolar; si así no fuera ya los huideros con niños de escuelas para los hospitales formarían parte de un pasado bochornoso. El ministro ni por enterado se da, pues está mayormente enfocado en sus discursos, en las inauguraciones de escuelas e ignora la peligrosidad de ese asunto que podría en cualquier escuela degenerar en una tragedia colectiva.
Si a los intoxicados de otras provincias los sumamos a los 164 alumnos de Santiago son mucho. El almuerzo de estos era arroz, guandules y bacalao, y según dicen, este estaba mezclado con un pez perteneciente al grupo cuya ingesta en el verano está prohibida, porque tiene la ciguatera que lo convierte en tóxico para los humanos.
Abundan las quejas por la falta de calidad del almuerzo que reciben alumnos de algunas escuelas, y en vez de soslayar ese problema, las autoridades tienen que encararlo con la responsabilidad que amerita y cancelarles los contratos a los mafiosos e inescrupulosos, que por ganar dinero de más les están dando a estudiantes porquerías, que solo sirven para alimentar cerdos. Lógicamente algunos somos escépticos respecto a que los responsables sean sancionados, porque aquí todos somos sancionables menos los peledeistas, pues están por encima del bien y del mal. Por eso nuestro país está zambullido en tantos males, y como tienen 16 años gobernándonos no tienen a quien pegarles la maledicencia que por doquier crece como la verdolaga y es gravísimo que ni siquiera los niños que por razones obvias deberían ser una excepción, están a salvo en esta selva virgen.
A los directores de escuelas, sabedores de que los niños son los actores más vulnerables de la sociedad es pertinente refrescarles la memoria con esto, como representantes directos de ellos les toca salvaguardar su integridad física durante su permanencia en los planteles y mucho bien les harían si actúan como es debido frente a los suplidores (según dicen todos miembros del partido gobernante y por ende intocables) que llevan alimentos mal presentados y peor aún inservibles. Deben devolverlos y si no mejoran la calidad hay que insistir ante las autoridades para que los dejen fuera del negocio, pues esos bárbaros no califican para procesar alimentos para niños, a quienes hay que proteger, mayormente de quienes entienden que estos y nada es lo mismo.
Atentamente,
Lic. Teresa Gómez