Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

CARTAS DE LOS LECTORES

Cartas

Su Santidad papa Francisco
Señor director:
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Frente a los haitianos estamos perdiendo derechos y patrimonios aun dentro de nuestros espacio natural, pero sin que nadie, con voz potente (como sería en este caso la suya) levante esa voz en defensa nuestra.

Como usted habrá de saber, lo que le relato es fácil de comprobar. Todo esto es muy desproporcionado, y sabemos que en este abuso participan personas de nuestro propio país así como entidades internacionales que en lugar de ayudar a Haití desde su territorio, prefieren seguir cargando a la República Dominicana, haciendo más crítica nuestra situación, a extremo tal que usted, Su Santidad, no puede imaginar.

Por eso se han agravado y profundizado aun más nuestras precariedades, pues Republica Dominicana es un país cuya historia es de pobreza y grandes carencias donde sobreabundan grandes deficiencias en los servicios básicos: alimentación, salud, empleo, subempleo, vivienda, entre otros. En tales circunstancias, mal podríamos cargar con males de otro país pobre como es el caso de Haití.

Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre, dice el Evangelio de San Juan. Cuando Su Santidad solicita mayor atención a la población haitiana migrante, nos asalta en lo inmediato el temor y la incertidumbre de que usted pudiera estar ignorando la verdadera historia, o la dura realidad, es decir, desde cuándo y en qué dimensión está afectando al pueblo y gobierno dominicanos la abrupta presencia de los haitianos en nuestro país, y de cuáles mecanismos se han estado movilizando para fusionar a los dos países, (por el hecho de que compartimos una misma isla) para salvar a Haití poniendo, incluso, en peligro nuestra sobrevivencia como nación independiente y libre.

Este es un país con una historia de lucha, y de mucha pobreza, que ha hecho esfuerzos y sacrificios sin tasa, por encima de las circunstancias, pero aun así, somos un pueblo solidario y generoso, que le ha dado a Haití no lo que nos sobra, sino lo que nos hace falta, pero no tenemos ni podemos auxiliar, sin medida, a todas las personas que quieran venir de Haití en busca de mejor suerte. Es por eso que en nombre de ese sol que nace de lo alto, y sabiendo que la justicia y la paz van de las manos, apelamos a su comprensión, y ayude para que pueda descargarse un poco de esta presión a la que se le sigue sometiendo para ayudar a Haití. Hay muchos que estamos en oración permanente para que DIOS nos haga justicia frente a este abuso que se está cometiendo.

Atentamente,
Nieves Lidia Emeterio Rondón,
lidiamelania@claro.net.do

El Nacional

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