Una perversidad

Señor director:
El presiente de la Junta Central Electoral (JCE), doctor Roberto Rosario, anunció en rueda de prensa la distribución de mil 610 millones de pesos a los partidos políticos de República Dominicana, como aporte económico del Estado a tales instituciones.
Los tres grandes partidos del sistema recibirán 429 millones 356 mil pesos, un monto superior al 80 por ciento de la suma total a ser repartida.

El 20 por ciento de esa suma, unos 322 millones de pesos serán repartidos entre las organizaciones políticas que no alcanzaron el cinco por ciento de los votos en las pasadas elecciones.

Me parece que constituye una perversidad el reparto de tan elevada suma de dinero, a las organizaciones políticas, cuando en los hospitales infantiles del país, las madres tienen que comprar los medicamentos para sanar a sus niños.

Que repartan esa suma de dinero a un segmento de la población que aporta muy poco al desarrollo nacional, al fortalecimiento del sistema democrático, a la transparencia en el manejo de los recursos públicos, me parece impúdico.

Admito que los dirigentes políticos dominicanos exijan cada vez mas la parte que ellos entienden le corresponde dentro del Estado Dominicano, por las labores que dicen llevar a cabo en bien de este país, y en beneficio de toda la población.

Mientras eso ocurre los pacientes del Leprocomio de Nigua no reciben del Estado Dominicano un subsidio que les permita alimentarse y vivir dignamente, causa por la cual las religiosas que administran el lugar ocupan gran parte de su tiempo mendigando para atender a sus pacientes.

Tampoco reciben suficiente los pacientes del hospital psiquiátrico Padre Billini, del kilómetro 28 de la autopista Duarte, cuyos familiares deben proveerles desde camas y colchones y hasta de los más inocuos medicamentos que requieren para permanecer estables.

Por esas razones muchos políticos odian que se apruebe una ley de partidos que regule situaciones como esta, que lejos de mejorar la imagen de los dominicanos, las afean cada vez más y nos muestran al Mundo como ciudadanos indolentes, que nos nos importa el país, sino, llenarnos los bolsillos.

Ojalá que cuando los sombreros lleguen, queden algunas cabezas.

Atentamente

Ruddy Germán Pérez
Periodista