En la antesala del mes de diciembre, el Gobierno debería adoptar las previsiones que sean necesarias para garantizar adecuado abastecimiento de cerdo y pollo durante el periodo navideño y evitar que esos alimentos esenciales sean objeto de burda especulación.
Sin que obraran variaciones importantes en la relación oferta y demanda, el precio de la libra de pollo se incrementó en alrededor de un 30 por ciento, sin registrar bajas a pesar de que se han reducido los precios internacionales de los insumos que usa la industria avícola.
A causa de esa bien dirigida actividad especulativa, el consumo de carne blanca se redujo de 16 millones de unidades de poco más de cuatro libras, a menos de 13 millones mensuales, aunque se prevé que la demanda se incrementará durante el periodo de Navidad y Año Nuevo.
Se sabe que el Gobierno, por vía de sus agencias de promoción social, adquirirá una gran parte de la producción de pollos para ser distribuida, junto a otros alimentos, a familias de escasos recursos, lo que sería usado como pretexto para alegar que la demanda presiona a la producción.
En cuanto al cerdo, la producción mensual ronda las cien mil unidades de 220 libras en promedio, lo que sin dudas se incrementará durante el último mes del año, con elevado riesgo de que se desate en su entorno una ola especulativa.
No sería justo que la población quede atrapada entre superficiales aumentos en los precios del pollo y del cerdo que ya han experimentado alzas a niveles injustificados.
El Ministerio de Agricultura esta compelido a realizar un levantamiento de la producción de esos alimentos proyectada para el mes de diciembre, así como crear los mecanismos adecuados para su acceso a los mercados sin ningún tropiezo burocrático a los fines de desalentar intenciones especulativas.
La reforma fiscal nada tiene que ver con la producción y comercialización de cerdo y pollo, como tampoco de huevos, vegetales, víveres, arroz o grasas comestibles, por lo que resultaría inaceptable que en diciembre, una eventual ola especulativa les amargue la fiesta a los consumidores.

