El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha protestado sobre las denuncias de irregularidades en la gestión del presidente Danilo Medina, pero cómo callar el aparente crimen contra el erario que representa el cementerio de chatarras de vehículos de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (Edenorte) en la comunidad La Penda, de La Vega.

Como si se tratara de un festín de los recursos públicos, al menos según el actual gerente de la empresa, Andrés Cueto, Edenorte erogaba cada año la friolera de 154 millones de pesos en el pago de alquiler de vehículos.

Además de las unidades abandonadas a la intemperie, sabrá Dios si hasta por problemas menores, en el cementerio se encontrarían transformadores, aire acondicionado, bebederos, escritorios, motocicletas, sillas de oficina, escritorios, hornos microondas y toda suerte de equipos.

Cueto no se ha conformado con solo hacer la denuncia, sino que realiza las pesquisas de lugar para determinar si en las presuntas barbaridades hay elementos para someter a los responsables ante los tribunales.

El abandono de los vehículos y equipos hiere la conciencia de una nación con tanta pobreza y para colmo sacudida por una pandemia como el coronavirus, que ha reducido todas las actividades a la mínima expresión.

En modo alguno el caso puede politizarse para hacer daño o entretener a la población. Pero sería desconcertante que un escándalo de tal magnitud no se dilucide en las jurisdicciones correspondientes, con todas sus consecuencias.