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Ciudades con alma

Ciudades con alma

Eduardo Álvarez

Como una turquesa, vale en tanto brilla, no por su dureza. Así, las ciudades con alma no deben su fama a las estructuras físicas que las conforman y robustecen. Trascienden a las amplias calles y elevados edificios que, ordinariamente, poseen las grandes ciudades. Se conectan profundamente con sus habitantes. Impresionan y apasionan a los visitantes.

Cuentan historias, tejen leyendas, cantan y bailan al ritmo de su época. En este trajín cobran vida con lo cual constituyen fuentes inagotables de inspiración. Así nos llenan de entusiasmo.

En Europa puedes encontrarlas e imaginarlas en las más variadas formas, por tanto, enumerarlas nos tomaría un espacio que no disponemos.

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Envueltos en su magia, tras estar por primera vez, queremos volver a caminar sus calles, callejones, plazas y parques. De alguna manera, nos vemos reflejados en estos lugares, y este es el momento en que, posiblemente, hemos logrado una buena conexión con el alma de estas ciudades.

Plagadas de historias, tradiciones, arte y una vibrante vida, sus calles narran un sinfín de experiencias y emociones, cuya esencia se refleja en la diversidad y la creatividad de quienes las han poblado y levantado durante años.

En la obra de Italo Calvino encontramos, por primera vez, las más amplias y coloridas descripciones sobre diferentes ciudades con alma propia.  Veamos: Uruguay ha encontrado en los yacimientos de amatistas, en Artigas, una invaluable y novedosa forma de atraer turistas, mostrando, no solo las particularidades de sus colores y composición, sino mezclando y difundiendo sus propiedades imponderables y otros efectos ulteriores que esta piedra proporciona: paz, armonía, dicha. 

Reflejo de cómo cada ciudad puede ser vista de distintas maneras según la perspectiva del observador.

Nuestro Santo Domingo tiene una marca indiscutible. Primada de América, con su inmensa y privilegiada condición histórica, puede mostrar la primera universidad, hospital, fortaleza, calles, en fin, todo cuanto Europa había logrado en 1492, al momento de descubrir el Nuevo Mundo.

Cada alma, como cada persona, tiene algo que ofrecer. Lo mismo ocurre con cada ciudad. Clave distintiva que le otorga un carácter propio.