El caso de España

España no padece una crisis de gobernabilidad por la imposibilidad de su presidente Pedro Sánchez de formar Gobierno. Pero, tras el fracaso de dos intentos, el caso de la península ibérica es un magnífico referente por estos lares, aunque salvando la cultura, sobre el quehacer político.

España está abocada a celebrar nuevas elecciones porque los partidos ideológicamente más afines, el Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidos Podemos no han podido concretar un acuerdo para formar Gobierno.

Podemos, que lidera Pablo Iglesias, ha rechazado una vicepresidencia y tres ministerios porque el interés de su partido no son cargos, sino que se asuman políticas. Al margen de que pueda tratarse de un error que benefcie en unas próximas elecciones, como se vislumbran, a la llamada derecha para alzarse con el poder.

Esa filosofía fundada en principios y no en ambiciones de poder debe servir de referencia por aquí siquiera para las nuevas generaciones.

La abstención de Podemos ha impedido que el presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, obtenga los votos parlamentarias para formar Gobierno.