Cójanlo

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Costoso Parlacen

 

Llora ante la presencia de Dios que un país abatido por el dengue, donde hasta cinco niños duermen en la cama de un hospital y con tantas carencias, se gaste más de 140 millones de pesos cada año en 20 representantes en una entelequia como el Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Hay países de la región que por la infuncionalidad de la entidad han decidido economizarse el gasto.

Al no ser vinculantes sus decisiones, el Parlacen, que tiene su sede en Guatemala, se reduce a un club político. Cada uno de los 20 miembros de República Dominicana devenga la friolera de 4,658 dólares mensuales, vía la Cámara de Diputados.

La clase política, que tan onerosa le resulta al contribuyente, no debe gozar de ningún privilegio y menos tan irritantes como el de los legisladores.

Los senadores cuentan con oprobioso barrilito para fomentar el pernicioso parasitismo a través de dádivas clientelistas, en tanto los diputados no tienen cómo justificar los ingresos que perciben.

El caso del Parlacen es otra vía de derrochar recursos necesarios para programas sociales a nombre de la democracia. Tiene que buscarse la manera de reducir a su mínima expresión la representación en una entidad que no tiene capacidad de nada.

El Nacional

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