Color de hormiga
Las incesantes protestas en demanda de la renuncia del presidente Jovenel Moise han puesto la crisis haitiana color de hormiga. En tanto crecen las presiones para que el mandatario deje el cargo este se aferra más al poder.
Además de las violentas movilizaciones de estos días el presidente del Senado ha agregado más leña al fuego al pedirle a Moise que ponga el puesto sobre la mesa con el fin de explorar una solución al conflicto.
Sin interlocutores y ante el fracaso de la mediación de la comunidad internacional la atmósfera haitiana se torna cada vez más tensa.
Los haitianos han pedido a las Naciones Unidas y demás instancias que abogan por un diálogo que retiren su apoyo al mandatario, a quien acusan de incompetencia para resolver la crisis económica y de beneficiarse de la supuesta corrupción con el programa Petrocaribe.
El desenlace del actual conflicto se presenta por ahora impredecible pues lo sectores populares están cada vez más radicalizados. Moise, que no ha logrado siquiera que el Congreso ratifique un nuevo primer ministro, parece cada vez más acorralado frente a las presiones de sectores que no le dan la menor tregua.
