Incógnitas en Haití
Lo novedoso de la última manifestación en demanda de la renuncia del presidente de Haití, Jovenel Moïse, no fue la inmensa cantidad de participantes que inundaron varias calles, sino que se realizó de manera pacífica. Esa serenidad, que no va con el estilo de los haitianos, plantea las más variadas conjeturas.
Podría interpretarse, como una primera lectura, que los haitianos prefieren que Moïse se vaya por las buenas, sin más derramamiento de sangre. Significaría que si el gobernante no obtempera, entonces los haitianos recurrirán a los disturbios como método de presión.
Hay muchas otras incógnitas que irrumpen en el escenario de una nación que para colmo carece todavía de un primer ministro. Pero antes que se llegue a la violencia y el caos los sectores más representativos de la nación deben explorar la vía del diálogo con la mediación de la comunidad internacional.
La gobernabilidad en Haití siempre ha sido frágil, pero hoy lo es mucho más con las crecientes protestas tanto en demanda de la renuncia de Moïse como de que se procese a los imputados en el supuesto desfalco en los fondos de Petrocaribe. Moise advirtió que no renunciará.
