Si el atentado de que fue víctima la exestrella David Ortiz puso el país en primer plano en el escenario internacional, robos como los denunciados en las academias de béisbol aumentan la alarma sobre el vandalismo y la violencia que se propagan por el territorio.
No se pudo celebrar un juego entre un equipo de Chicago Cubs y otro de los Medias de Rojas de Boston, en el parque de La Gina, Boca Chica, porque desconocidos sustrajeron bates, pelotas, guantes y todas las herramientas para el partido.
Y de acuerdo con las informaciones no ha sido el único robo del que han sido víctimas academias de equipos de Grandes Ligas que operan en el país. Las autoridades no pueden ignorar la dimensión de esos casos. Para colmo de males la ley que prohíbe empeñar útiles deportivos no se cumple.
Utilerías sustraídas en academias son recuperadas en compraventas sin la menor consecuencia. Los escándalos en los campamentos de Boca Chica son otro toque de atención.
En lo que se investiga el caso que a nadie quepa la menor duda de que la inseguridad preocupa a los propietarios de la fábrica de talentos o del “Sillicon Valley” del béisbol.