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Como cada domingo

Como cada domingo

Soy amigo de Juan Gilberto Núñez, el presidente de la Fundación Luces y Sombras, cuyo trabajo en la remodelación de la fachada del Senado de la República (al añadir dos nuevos alto relieves ubicados del lado de la Cámara de Diputados y añadir en el centro el Escudo Nacional adecuado al diseño oficial (sustituyendo un escudo nacional que no cumplía con esas especificaciones) me parece digno de reconocimiento y de un trato respetuoso de quienes se refieran al mismo.

Hace unos días, un comentarista jurídico de un popular programa noticioso, estelar nocturno de la televisión, indicó que “vaqueros” habían despojado el Teatro Nacional de alto relieves en bronce y escamoteado el escudo nacional que allí se encontraba, en desconocimiento de que se trató de un proyecto público de remozamiento, para darle la dignidad y corrección que esa fachada no tenía hasta ese momento.

Quienes hacemos comunicación como que deberíamos repensar con cuidado cada palabra dicha, cada expresión, cada idea que, sin el fundamento real adecuado, se puede convertir en una afrenta injusta a quienes lo que hacen es trabajar por el país.

PÁGINA 31 SOSA Juan Gilberto Nuñez

Merece mayor respeto la labor de la Fundación Luces Y Sombras (entidad gestora de buena parte de los bustos de Juan Pablo Duarte que se han instalado en plazas patrióticas en el país y el exterior), del monumento a Francisco Alberto Caamaño, en la Puerta del Conde y de haber llevado la mayor estatua de Juan Pablo Duarte a la cima del Pico Duarte, que es la misma que ha diseñado y levantado el Museo de Cera Juan Pablo Duarte, en el Instituto Duartiano. Y la misma que está emprendiendo otras obras de rescate patrimonial que habrán de ser objeto de admiración y empatía por parte de quienes verán espacios coloniales rescatados y dignificados.

¿Cómo se recobra la ofensa a una obra artística que se quiso vender como una sustracción?

No hay forma. Lo mínimo sería una excusa pública. Y creo que ni así. Y pienso que Juan Gilberto, no se detendría a hacer caso por muchas aclaraciones, que se puedan presentar.

La labor de arte público realizadas por gestores como Juan Gilberto Núñez, merece el respeto y la admiración.
Se del coraje y la firmeza de ánimo de Juan Gilberto Núñez, para mí un ejemplo.

Y le exhorto a seguir adelante por ese trillo que relata la trayectoria de un hombre que ha dado más de lo esperado para dignificar nuestro pasado, nuestro prócer Juan Pablo Duarte y nuestros símbolos patrios.