Tras juramentarse como rector de la UASD, Editrudis Beltrán puso en marcha de inmediato su programa de trabajo para alcanzar objetivos de reducir la carga docente y la sobrepoblación en las aulas.

Sería mucho pretender que Beltrán transforme en cuatro años las estructuras de un centro corroído por grandes crisis internas, que le han restado empuje y que van más allá de los problemas administrativos y financieros.

Sin embargo, podría sentar las bases, como se propone, para que la academia juegue un papel más destacado como propulsora del desarrollo a través de la enseñanza y la investigación.

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La designación de cinco comisiones para abordar la problemática universitaria, incluido el proceso de descentralización es un paso en buena dirección, así como la aplicación del código ético. Son acciones que contarán con el respaldo de la población.