La confianza y estabilidad son la mejor inversión que un país puede realizar. Ofrecen condiciones altamente favorables para cualquier economía, lo que se traduce en un valor añadido inevitablemente reflejado en los precios, que tienden a elevarse en tales contextos. Desde una perspectiva positiva, es posible revisar el costo de bienes y servicios mediante un análisis de la relación oportunidad-utilidad / costo-beneficio.
En la práctica, nadie desea estar ni ir a un lugar donde la seguridad sea una incertidumbre. Por ende, las sociedades que enfrentan violencia de forma constante pierden la oportunidad de atraer nuevas inversiones, con todas las implicaciones que esto tiene para la economía.
Por esta razón, es preferible asumir los costos de la seguridad que enfrentar las consecuencias irreparables de la inseguridad y la desconfianza: un entorno donde las oportunidades son escasas, si no inexistentes. En este sentido, lo barato a menudo resulta caro.
Los países inestables presentan un escenario poco deseable. Sin embargo, algunos se aferran erróneamente al espejismo de ofertas de propiedades devaluadas, a precios muy bajos, donde la competencia es inexistente por razones evidentes. Todos los esfuerzos por mejorar la calidad en ese contexto se ven socavados por el miedo, la inseguridad y la desconfianza.
La ausencia de principios fundamentales que rigen los mercados no es sostenible en lugares donde faltan normas básicas de convivencia y respeto, y donde la seguridad jurídica se convierte en letra muerta.
En un entorno donde todo depende de decisiones arbitrarias y unilaterales, el libre comercio no tiene cabida. La limitada iniciativa privada se ve coartada, afectando el principio de continuidad y pertenencia que la impulsa. ¿Por qué invertir en un lugar donde nada pertenece a nadie y donde no existe un clima de confianza?.
Cada advertencia de peligro tiende a devaluar los bienes y espacios que ocupamos y producimos. Esto explica por qué productos similares, de cualquier categoría, presentan precios tan dispares en mercados que, en condiciones normales, tienen la misma calificación geográfica y satisfacen las mismas necesidades de los usuarios.

