El caso de la arquitecta Leslie Rosado, quien fue abatida de un balazo en la cabeza por un cabo de la Policía tras un supuesto accidente de tránsito, torna más urgente una real profilaxis para expulsar del cuerpo a los agentes que no reúnan las condiciones para preservar la seguridad ciudadana.

Puede darse por descontado que como Janli Disla Batista hay cientos de policías más prestos a utilizar su arma ante cualquier eventualidad que a buscar soluciones pacíficas o preservar la integridad ciudadana.

Rosado estaba dentro de su vehículo en una calle de Boca Chica cuando fue impactada a quemarropa por el cabo Disla Batista.

No hay que esperar una reforma de la Policía para iniciar el saneamiento de un cuerpo plagado de agentes que con sus actuaciones han manchado tanto su imagen. Que no haya más muertos para que se inicie el proceso.