El crecimiento de 3,1% en el tercer trimestre de la economía estadounidense ha sido una buena noticia para los mercados. Sin embargo, la posibilidad del llamado abismo fiscal, como se denomina la combinación de la reducción del gasto y el alza en los impuestos que entraría en vigencia en enero, es, por sus consecuencias, la gran preocupación dentro y fuera de la nación.
Sólo un acuerdo entre el presidente Barack Obama y la radicalizada oposición republicana puede evitar la sacudida en la economía mundial que supondría la crisis en Estados Unidos. En tanto el tiempo apremia las negociaciones no ofrecen mayores esperanzas para evitar un colapso de dimensiones catastróficas en una coyuntura, por demás, tan delicada para mercados tan importantes como el europeo.
Demócratas y republicanos concuerdan, al menos en principio, en la reducción del déficit público. Donde el pulso se ha tensado es en el incremento de la carga impositiva a los ricos, con todo y que ambas partes han hecho concesiones significativas para despejar la incertidumbre que supone que la principal economía mundial entre, por las razones que fueren, en recesión.
Pero si no se llega a un punto razonable, en que los intereses de la nación se coloquen por encima de los políticos y económicos, la debacle es inevitable. Tras un encuentro el miércoles con el presidente de la Cámara de Representantes, un optimista Obama declaró que se estaba más cerca de un acuerdo de lo que parecía. Sin embargo, la advertencia de John Boehner en el sentido de que no habrá más concesiones genera angustia.
Como en otras ocasiones, es posible que a última hora se llegue a un acuerdo que salve a Estados Unidos de la crisis. De hecho, Obama, que sería quien cargaría con el mayor costo político, ha planteado que en lugar de 250 mil dólares el incremento de impuestos se eleve a las familias que devengan más de 400 mil al año. Pero los republicanos están plantados en que la presión debe aplicarse a los que tienen ingresos superiores al millón de dólares anual.
¿Puede el mundo estar sometido a la incertidumbre que deriva del pulso entre demócratas y republicanos? De ninguna manera, pero tampoco Gobiernos ni partidos se han ocupado de crear las condiciones para evitar que una gripe en una economía como la de Estados Unidos se convierta en una pulmonía para sus países.
No se trata, por supuesto, de la única lección importante. Las consecuencias de déficits generados por políticas y decisiones irresponsables es una de las enseñanzas más palpables de la crisis que tiene a Estados Unidos al borde del abismo fiscal. La guerra contra el terrorismo llevada a cabo por el presidente George W. Bush ha tenido mucho que ver con la actual crisis.
Puede darse por descontado que, como en otras ocasiones, Estados Unidos no caerá en el abismo. Pero la experiencia debe servirle de lección. Aunque sea una vez en la vida.

