En medio de una desenfrenada criminalidad, el presidente Leonel Fernández ha instruido a las Fuerzas Armadas y Policía a que diseñen un plan estratégico que contribuya a restablecer adecuados niveles de seguridad ciudadana, por lo que la población aguarda por ese plan preventivo y de contingencia para frenar tan expandida espiral de delincuencia.
En ninguno de los laboratorios anticrimen se ha conseguido fórmula efectiva para reducir la alarmante frecuencia en la comisión de crímenes y delitos, quizás porque los organismos de seguridad del Estado laboran de manera dispersa en la búsqueda incesante de algún remedio para tan agobiante mal.
Esta vez, el mandatario instruyó al ministro de los institutos armados, Joaquín Virgilio Pérez Félix; al jefe de la Policía, José Armando Polanco Gómez y al titular de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), Rolando Rosado Mateo, a delinear de manera monolítica un plan que ayude en el corto plazo a frenar la delincuencia y la criminalidad.
Para no caer en precipicio de una incontrolable delincuencia, la sociedad está compelida a sujetarse hasta de un clavo ardiente, lo que obliga a esos comisionados a esbozar y aplicar cuanto antes un plan anticrimen que involucre a todas las agencias oficiales de seguridad con el obvio concurso de la ciudadanía.
La garantía de éxito de un programa de esa naturaleza requiere de coordinación en todas las acciones de prevención y persecución del crimen o delito y resuelta voluntad de los tribunales y cortes de sancionar todo tipo de infracción penal.
Ministerio Público y Justicia se constituyen en piezas angulares en una efectiva estrategia nacional anticrimen, pues de la eficiencia y solvencia de fiscales y jueces dependerá que los delincuentes sean apresados, procesados y sancionados conforme a la ley, con el indispensable auxilio de las Fuerzas Armadas, la Policía, DNCD y otras instancias previsoras o represivas del Estado.
Se sabe que a largo plazo, delincuencia y criminalidad se combaten con equidad social, educación, más oportunidades de empleo, alimentación, vivienda, salud, tecnología, deportes, pero en el corto plazo se requiere de acciones relacionadas con prevención, persecución y castigo a los delincuentes. He ahí la importancia del plan encomendado por el Presidente a mandos militares y policiales.
