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Crímenes de haitianos

Crímenes de haitianos

Hugo A. Ysalguez

Los haitianos ilegales en nuestro territorio, han cometido numerosos crímenes que caen dentro de un manto de impunidad, dado que son indocumentados que no tienen registros en los archivos oficiales y huyen al vecino país, dejando una estela de luto y desconsuelo a numerosas familias, una situación que amerita acelerar las deportaciones para detener los crímenes y delitos de estos delincuentes, que provienen de espacios saturados por la violencia y las matanzas en masas de sus connacionales.

Recientemente, un comerciante y su chofer fueron ultimados por un haitiano que era empleado de un productor agrícola, repitiéndose la historia ocurrida en Puerto Plata, donde también fue muerto un hacendado y su pareja por varios inmigrantes de Haití, quienes emprendieron la fuga hacia su país, sin dejar rastros que puedan conducir a su apresamiento y sometimiento a la justicia, para recibir el castigo correspondiente, conforme a los artículos estipulados en el Código Penal.

Hace alrededor de dos años, un abogado del municipio de Mao, Valverde, Odoberto Gómez, le quitaron la vida unos haitianos empleados de una finca de banano, propiedad del togado, quien recibió múltiples machetazos en diversas partes de la vida, y hoy todavía se ignoran los nombres de los victimarios, agregando otro episodio a los anales de criminales sin sanciones.

Actualmente, hay alrededor de mil quinientos haitianos presos, acusados de infringir la ley dominicana, principalmente los textos que contienen penas de reclusión para los homicidios y robo agravado, convirtiéndose en una carga más para el Estado que tiene que alimentar a los criminales de otro país, que continúa provocando daños a la República Dominicana.

¿Y hasta cuándo soportaremos los desmanes de Haití? una nación controlada por pandilleros fuertemente armados con un Estado colapsado hace décadas, y el derrame de sangre es el común denominador de su diario vivir. Al parecer, las deportaciones están detenidas, pues no se publican informaciones sobre tales acciones y la dirección de Migración guarda silencio, y nadie desearía pensar que hubo algún poder extranjero que influyera para parar las expatriaciones.