Editorial

Critinismo

Critinismo

The New York Times ha reseñado un reportaje en el que  se señala que República Dominicana ya no es solidaria con Haití y   que ahora culpa a los haitianos por la propagación del cólera, de despojar de empleos a nacionales e incrementar la delincuencia. Mucho había tardado el liderazgo mediático de Estados Unidos en retomar  ese discurso infame.

El periodista Randal C. Arechibold, autor de ese artículo, refiere que aquí se plica una ley que niega la ciudadanía a los hijos de  indocumentados, sin llegar a  resaltar el hecho cierto de que  más de 500 mil  haitianos se han asentado como parte de un flujo incontrolable de inmigración ilegal.

Ese periódico divulga la falacia de que  los dominicanos  enfrentan a  Haití, sin  siquiera enterarse de que  el próximo 12 de enero, cuando se cumplirán dos años del terremoto que asoló a esa nación, el Gobierno entregará  al pueblo haitiano un nuevo recinto universitario construido en Puerto Príncipe, con una inversión de 50 millones de dólares.

No se conoce de  ninguna queja o denuncia de la Cancillería dominicana ante ningún foro internacional  que consigne que República Dominicana endilgue culpa o responsabilidad a Haití por la propagación del cólera, que ha cruzado la frontera y causado  decenas de muertos  y centenares de contagiado en suelo nacional.

Por el contrario, las autoridades sanitarias dominicanas  han procurado que sus pares haitianos apliquen régimen y metodología usados aquí para contener esa epidemia traída a la isla por un contingente africano de la Misión de Naciones Unidas  para la Estabilización de Haití (Minustah).

Constituye un cretinismo mayor el señalamiento de que las repatriaciones de indocumentados  haitianos son señal de impaciencia por lo que el autor del reportaje define como lenta recuperación en Haití, porque sería como decir que las masivas expatriaciones de hispanos que realizan  autoridades  migratorias estadounidenses están relacionadas con el tardío desarrollo  de su traspatio.

La única verdad que se  extrae de ese infame reportaje es la que atribuye  malestar a Gobierno y pueblo dominicanos por  “la menguante solidaridad internacional  hacia los prolongados problemas de Haití”, porque  antes y después del terremoto de 2009, Estados Unidos y otras naciones desarrolladas  han mantenido a ese pobre pueblo  en  el más abyecto abandono.

República Dominicana  ha desempeñado con  la más clara conciencia de solidaridad y sensibilidad, el papel de cirineo de Haití, sin pedir  absolutamente nada a cambio, pero sin renunciar  jamás a su derecho soberano de aplicar leyes nacionales relativas a la.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación