Editorial

 De par en par

 De par en par

Como era de esperarse,  la propuesta de reforma fiscal presentada por  el presidente Danilo Medina ante el Consejo Económico y Social ha  sido objeto de severas objeciones por  la mayoría de los sectores productivos y por la población en general, que cuestionan sus  posibles efectos inflacionarios y severas  restricciones al ingreso familiar a causa del ramillete de tributos directos e indirectos que se pretende imponer.

Aun así,  las clases dirigentes y la ciudadanía parecen  conscientes de la necesidad de  que se diseñe una reforma tributaria integral que ayude a controlar un déficit fiscal, estimado en más de un  seis por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que ya  constituye una amenaza a la sostenibilidad económica y monetaria.

El Gobierno no ha podido convencer a los agentes económicos, actores políticos y población, sobre la  endeble garantía que ofrece en torno a la promesa de  disminuir, reorientar y consolidar la calidad del gasto público, asunto vital para poder configurar una reforma fiscal verdaderamente efectiva y justa.

Esa reforma procura recaudar unos 55 mil millones  de pesos anuales que no alcanzan para conjurar tan elevado déficit, por lo que se requiere  que el Gobierno acepte  reducir  el gasto por el lado  de la nómina corriente, en proporciones mayores a un prometido ahorro  del 1.9% del PIB.

Hace falta también que las autoridades entablen un diálogo multisectorial  que incluya a sectores  representativos de la clase media y  sectores vulnerables que  hoy  están huérfanos de  defensores en la  restringida mesa  sobre la cual se negocia una reforma fiscal.

Con el esquema de reforma presentado por el Gobierno, la clase media  resultaría literalmente masacrada por un pesado torniquete de impuestos que incluyen  incrementos en el costo de los alimentos, medicinas, inmuebles, transporte, educación y reducción  en los ingresos por salario, ahorro o inversión, Sin que desde el litoral oficial se ofrezca ninguna medida de contrapeso que ayude a cargar tan pesada cruz.

Persiste el temor de que poderosos grupos corporativos resulten exonerados de toda forma de sacrificios o aportes  ante  el proyecto de reforma  fiscal, como ha sido la costumbre histórica, pues los tributos mayores son  los de recaudaciones indirectas (Itbis, impuestos selectivos), que afectan  a los sectores intermedios y bajos del edificio social.

Ante un cuadro tan desolador, el presidente Danilo Medina está compelido a abrir  de par en par las compuertas que conducen a un diálogo amplio, participativo, sincero en torno a un problema que involucra y afecta a toda la sociedad, especialmente a la clase media, que ha quedado como salchicha en medio de  dos rebanadas de pan.

El Nacional

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