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De salud y otras cosas: El tiempo pasa

De salud y otras cosas: El tiempo pasa

César Mella, Psiquiatra

Por César Mella cesarm2@codetel.net.do |

El tiempo pasa|

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El domingo próximo pasado traté de compendiar mis primeros años en San Pedro de Macorís.
La noticia de que había fallecido la profesora Dolores Vda. Basora provoco en mí un pase de revista de los que fueron mis profesores en la ciudad de los bellos atardeceres.

Alberto Byas, Rosina Del Giudelci, Cristiana Bassa; Gilberto Sosa.
El periodo 1960-1967 fue intenso para la historia del país.
Ajusticiamiento de Trujillo (1961); elección del profesor Juan Bosch (1962) después de más de 30 años de dictadura; guerra de abril (1965).

Está grabado en mis recuerdos de adolescente el haber saludado a Don Juan, que estando en campaña me tendió la mano cuando giraba una breve visita al señor Oropeza en la calle Santa Ana del Barrio Placer Bonito.

Vivido recuerdo fue ver al Jefe, a principios del 1961 en su visita, para asistir a un tedeum en la hoy Catedral San Pedro Apóstol. Yo era parte del séquito de monaguillos que acompañaban al padre Justo.

Este franciscano de origen español cumplió con las formalidades litúrgicas correspondientes.
En esos minutos sentí el oropel que se produce alrededor del poder. El yate Angelita estaba anclado en el muelle cercano a la iglesia.

Trujillo le dio una papeleta de 100 pesos a un astuto mendigo que se coló en el congestionado pasillo.
Yo no recuerdo haber visto en mucho tiempo una papeleta de esa denominación.
San Pedro de Macorís tenía dos salas para proyectar cintas cinematográficas: Aurora y Restauración, hace años cerrados.

La banda municipal ofrecía una retreta todos los domingos bajo la batuta del profesor Veloz.
Como resultado de mi activa participación en las “movilizaciones de los años 60 en donde yo tomaba las calles de forma desenfrenada, la familia decidió trasladarme al Colegio Episcopal San Esteban para que terminara el bachillerato”.

Dos amigos de esa época recuerdo con mucho cariño (Guincho Albizu) desaparecido luego en una frustrada experiencia de pesca en alta mar; y Ciprian Ramírez, hoy destacado psiquiatra que reside en San Pedro de Macorís.
Jugué la segunda base del equipo juvenil de baseball “Jabón Balay”. Adivinen quién era el short stop: Fidel Mejía, inmortal del deporte y médico ortopedista (ido ya). De esa época recuerdo a Dorin Cabrera (f), quien fue por un tiempo coordinador del PCD (Partido Comunista Dominicano) en San Pedro de Macorís; con el cual establecí una sólida amistad.

En la calle Sánchez estaba la Librería El Gallo que don Luis atendía con esmero,
quedaba frente a la cafetería de Don Chichí Ochoa, centro preferido por los jóvenes de izquierda para sus secretas tertulias.

Dos emblemáticas escuelas comerciales estaban al doblar de la esquina, solo recuerdo en la que yo estudié mecanografía y correspondencia (don Lao y doña Marcela).

Antes de llegar al río y en esa misma dirección hacían esquinas. El colegio San Pedro, la catedral del mismo nombre y el palacio del ayuntamiento.

Ya me preparaba para entrar a la UASD y no hablaré de mis amores, que fueron muchos…
Pero San Pedro de Macorís vive en lo más sublime de mis mejores recuerdos…

El Nacional

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