Opinión

Democracia administrativa

Democracia administrativa

Rafael Grullón

Cuentan que una vez llegó un hombre a su casa pasado de contento. Cuando le preguntaron a que se debía ese exceso de alegría, el hombre contestó que había salido en el periódico. Entonces vino la otra pregunta, por qué saliste en el periódico. Respondió: “Porque un caballo me pateó, me cayó a patadas”

Hoy, para un común de los mortales hacerse público, hasta su vida privada, no tiene que convertirse en noticia. En el mundo digital, en las redes sociales, el rating no los tienen las instituciones, sino el individuo.

Cuando fueron entrevistados por primera vez para los medios de comunicación abiertos los fundadores de Google, Larry Page y Seguéin Brin, dijeron que después del surgimiento de ese buscador ya la historia de la humanidad no podía dividirse en antes y después de la escritura, sino antes y después Google.

El argumento que daban se torna irrebatible. Decía por primera vez en la historia de la humanidad la información y la comunicación están disponibles al instante. Google no creó el conocimiento de la humanidad. Lo que ha hecho es organizarlo en la web y ponerlo a disposición.

En el modelo de educación hay una crisis imperceptible para los teóricos del área, basados en los métodos tradicionales. Circula un vídeo en la red, donde un niño dice que no quiere ir a la escuela, ya que allá le quieren enseñar cuál es la capital de Ecuador, y eso está en Google.

O de aquel niño que lleva una camiseta, que reza: “No es que no presto atención a la clase, es que no me interesa”. Ellos están aprendiendo y están desarrollando más sus cerebros sin aburrirse, con los vídeojuego.

Quien escribe pasó cinco años viajando a Estados Unidos con una visa del Departamento de Estado, algo que siempre tomaban en cuenta positivamente los inspectores de Migración allá y nos daban una especie de saludo que nunca entendimos hasta que a nuestras hijas le dieron las visas y descubrieron en internet los privilegios de la que teníamos.

El gigante del internet, en realidad, no son ni Twitter, ni Facebook, ni Instagram, sino Google, ya que es el que lo contiene a todos. En los inicios en The New York Times prohibió a Google que lo buscara, y terminó solicitando de nuevo su integración, experiencia que no asimiló Twitter que pasó por la misma experiencia. No estar en Google es como no existir en la red.

Dicen que el tiempo en que los ejecutivos de los periódicos se juntan a las cinco de la tarde a decidir cuál va a ser la Primera Plana ha quedado en el pasado. La gente vota con click por lo que quiere, ya que Google tiene algoritmo que cuenta los click y jerarquiza la información en importancia.

Resulta inconcebible que cuando los habitantes del planeta viven votando por lo que quieren minuto a minuto, los partidos políticos quieran instalar a lo interno una democracia administrativa, donde no se vote.

El Nacional

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