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Derecho vs. justicia

Derecho vs. justicia

Rafael Ciprián

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La relación que existe entre el Derecho y la Justicia es digna de estudio y reflexión. Ese vínculo es, en excepcionales ocasiones, pacífico; pero, en otras muchas circunstancias, es conflictivo. Tener la capacidad para diferenciar cuando se genera un tipo u otro de relación es esencial. Sobre todo para los que como jueces impartimos o administramos justicia.

También es importante que los demás operadores del sistema, tales como fiscales, abogados y demás auxiliares tengan bien claro que el Derecho no es la Justicia, aunque al través del primero puede manifestarse la segunda. Esto no sucede siempre.

El Derecho, con D mayúscula, lo usamos para expresar el sistema jurídico que rige una sociedad. Lo diferenciamos del derecho, con d minúscula, para connotar las prerrogativas o expectativas, siempre subjetivas, de las personas, ya sean físicas, como los seres humanos, y jurídicas o morales, como la organización, figura o institución con personalidad jurídica.

Sin embargo, el Derecho siempre es un instrumento político. Así titulé uno de mis libros. Ciertamente, el Derecho como instrumento político siempre está al servicio de la clase o alianza de clases o sectores de clases que predominan en la sociedad. Esto es, que controlan el poder político.

Sabemos que esos sectores sociales naciones dominantes se auxilian, como socios menores y siempre serviles, de los sectores extranjeros que sabemos para consolidar su dominación.

En esa sociedad, expresan todos sus complejos, especialmente el denominado Guacanagarix. Pocas veces se dan a respetar. Por tanto, ponen el aparato del Estado, con todos sus órganos, entes e instituciones públicas a su servicio. Y, para asegurar sus intereses y privilegios, disponen del monopolio de la violencia organizada, representada por los organismos armados legalmente.

Esos sectores dominantes, en el caso de nuestro país, o gobernantes, como en las sociedades estadounidenses y europeas, también mantienen el control de la propaganda, con lo que logran justificar sus actuaciones y domesticar a los miembros de la comunidad.

Viene bien aclarar aquí que los sectores sociales dominantes en una sociedad se diferencian de los sectores sociales gobernantes de otra sociedad en muchos aspectos.

En síntesis, los dominantes no tienen los diversos tipos de conciencia, como la nacional, la política, la social, la de clase, la de pertenecer a una comunidad, ni la de sujeto. Además, los dominantes son torpes, prepotentes, ignorantes y no se preocupan por guardar las formas y ni respetan ni cumplen ni hacen cumplir a sus protegidos el Derecho.

Peor aún, para esos señores dominantes, el Derecho es un estorbo, y lo mantienen para que sirva de vitrina en las relaciones internacionales.