Editorial

Desafuero

Desafuero

 El de la protesta pacífica figura entre los principales derechos difusos consagrados por la Constitución de la República,  aunque no tiene  mayor  prerrogativa inalienable que la Carta Magna confiere al ciudadano  no ser perseguido ni hostigado por ninguna causa,  con excepción de la autoridad legítima y por mandamiento de la ley.

Es claro que  el grupo de ciudadanos sin vínculos jurídicos entre sí que ejerce un derecho  difuso no puede   enajenar otro de naturaleza individual como ha ocurrido con la evidente persecución y acoso que se acomete contra el ex presidente de la República, doctor Leonel Fernández.

La colectividad  que protesta por  la aprobación de la Ley de Reforma Fiscal o que exige que Ministerio Público y Justicia  establezcan responsabilidades  penales en torno al origen y naturaleza del déficit que ese estatuto  procura cubrir, carece de autoridad para  hostigar, acosar, irrespetar a ningún ciudadano, menos aún a un  ex jefe de Estado.

Se reputa como un exceso y un acto flagrante de insensatez las convocatorias a protestas  ante  el edifico de la Fundación  Global Democracia y Desarrollo (Funglode), donde el doctor Fernández  tiene sus oficinas o en sitios públicos que visita, como  fue la pretensión de montar un foro público en los frentes del Teatro Nacional donde  el ex mandatario participó en la apertura de un festival de cine.

A causa de esos desafueros se han producido  conatos de violencia en los que han estado involucrados autoridades y manifestantes, lo que indica que  subyace el temor de que pueda producirse algún incidente con ribetes de tragedia, cuya responsabilidad  recaería sobre  quienes auspician, promueven o dirigen tales desafueros.

Imputaciones injuriosas o expresiones afrentosas deberían ser excluidas del debate en torno a la reforma  fiscal o cualquier otro tema que se eleva a categoría de discusión pública, porque escrito está  que la razón y el derecho son incompatibles con el insulto y la mentira.

Los alegatos del doctor Fernández en torno al origen del déficit fiscal pueden y deben ser rebatidos por quienes los consideren falsos o inexactos, pero no hay  derecho a la agresión verbal ni a la persecución y hostigamiento contra el ex Presidente, no sin violentar un derecho constitucional  inalienable.

A lo que se aspira es a que  quienes así lo desean ejerzan libremente el derecho  difuso a la protesta pacífica, pero que también se respete el derecho que le asiste al doctor Leonel Fernández a no ser perseguido ni molestado por gente que no tienen la categoría de autoridad pública, mandato de la ley ni razón para la insensatez.

El Nacional

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