No ha dejado de sorprender que a casi cuatro años del magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse, su viuda Martine haya apelado al presidente estadounidense Donald Trump para que desclasifique los documentos sobre la investigación que realizo el FBI.
Se suponía que con la detención y condena de los mercenarios colombianos, así como de los presuntos autores intelectuales el caso estaba aclarado. Y todavía más cuando se acusó a la propia Martine de complicidad en el magnicidio de su esposo, ocurrido el 7 de julio de 2021 en su residencia de Petion Ville.
Por la incapacidad y supuesta complicidad de la Policía haitiana con el magnicidio el FBI decidió asumir la investigación de un suceso que estremeció no sólo a Haití, sino a la comunidad internacional. Por supuesto, desde un principio se ha dudado que todos los participantes en el alevoso asesinato hubieran sido aprehendidos y extraditados a Estados Unidos para ser juzgados.
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En su petición a Trump, la viuda de Moïse sostiene no solo que salvó la vida milagrosamente, sino que su marido fue víctima de una conjura de sectores oligárquicos por las reformas que había emprendido para conjurar la corrupción, el narcotráfico y el contrabando.
Martine señala, no sin razón, que desde el magnicidio de su marido la violencia y la ingobernabilidad protagonizadas por pandillas se han convertido en moneda común en Haití. La petición a Trump ha sorprendido, pero no es tampoco que sea descabellada.