Si hasta los senadores del partido oficial se oponen a los gravámenes con que el Gobierno pretende cubrir el presupuesto de 2021, el destino del proyecto, visto como un insensible “palo acechao”, es incierto.
Pero a pesar de las objeciones de la senadora Faride Raful Soriano y otros legisladores del PRM no se puede vaticinar que la pieza naufragará en vista de que no se han efectuado las negociaciones de lugar.
Se ha evidenciado, eso sí, que el rechazo unánime a la mini reforma fiscal ha puesto el Gobierno en apuros, además de exponer las debilidades o la carencia de estrategia en materia de opinión pública.
El presidente Luis Abinader es quien ha tenido que salir a dar explicaciones sobre la necesidad de impuestos que, a decir de las reacciones, desconocían hasta legisladores de su partido.
Antes que más impuestos la gente reclama acciones, no cacareo, contra la defraudación del erario, el enriquecimiento ilícito, la reducción de los sueldos de los funcionarios y la eliminación de los privilegios de los legisladores.
Si se mantiene el rechazo a los nuevos gravámenes el proyecto está destinado a caerse y el Gobierno sufriría su primera derrota.